Ficha Técnica
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Nombre completo: Yacimiento arqueológico Pucará de TilcaraUbicación: Sobre un morro junto a la confluencia de los ríos Guasamayo y Grande, en las afueras de Tilcara - Provincia de Jujuy
Fecha de construcción: siglos IX - XVI
Autor: Desconocido
Protección: Monumento Histórico Nacional, Decreto 1.012 / 2000
Historia
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El lugar fue ocupado desde el siglo IX hasta aproximadamente el siglo XV por los tilcaras, una etnia perteneciente a los omaguacas. Estos eran pastores y agricultores. Cultivaban maíz, papa, porotos, zapallos, etc., con herramientas simples (azadas, palas y cuchillones de piedra o madera), sin arado y con el empleo exclusivo de la fuerza humana; y practicaban la ganadería de llamas, las cuales utilizaban como animales de carga y para la provisión de lana y carne. Los objetos de uso diario eran en su mayoría de cerámica, con la que fabricaban ollas, cántaros, escudillas y vasijas grandes para almacenar alimentos, y se vestían con telas hechas de lana de vicuña y llama, la que hilaban en husos de mano, teñían con tinturas naturales y tejían en telar de cintura. Con la conquista inca se realizaron algunas modificaciones y se construyeron edificios de carácter administrativo y ritual. Las últimas investigaciones afirman, de forma estimativa, que el Pucara pudo albergar a más de 1.500 habitantes en su momento de máxima ocupación.
El Pucara estuvo habitado hasta la ocupación hispánica, que puede considerarse consolidada en 1594, con el apresamiento del curaca (Cacique) de Tilcara, Viltipoco. Después de la conquista, estos pueblos fueron sometidos al régimen de encomienda, siendo obligados a residir en un lugar determinado y a trabajar por temporadas para el encomendero. Esto llevó a una drástica disminución de la población y, desde luego, al abandono del Pucara.
Fue descubierto por el etnógrafo Juan Bautista Ambrosetti en una de sus investigaciones arqueológicas en la zona del noroeste argentino en 1908, en compañía de su discípulo, luego continuador de su obra Salvador Debenedetti. Durante los veranos de los tres años siguientes exploraron el Pucará y extrajeron unas tres mil piezas. Estos materiales y sus observaciones permitieron formarse una idea de como era la vida de sus habitantes antes de la llegada de los españoles.
Hacia 1911 Debenedetti tuvo la ocurrencia de restaurar las ruinas. Con la aprobación de Ambrosetti (quien era Director del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) se procedió a limpiar el terreno en una extensión de unos 2.000 m2 y levantar las paredes hasta una altura de poco más de un metro.
Pero Debenedetti no estaba conforme con realizar solo esta limpieza y en 1929 (ya director del Museo Etnográfico, al suceder a Ambrosetti que había fallecido) realizó una nueva exploración del lugar junto a su discípulo Eduardo Casanova con el propósito de llevar a cabo su objetivo, pero al morir al año siguiente, este proyecto quedó trunco.
En 1948 Casanova, a cargo de la cátedra de Arqueología Americana en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), retomó el proyecto y completó la reconstrucción, con ayuda de la Universidad de Buenos Aires. El gobierno jujeño donó a la Facultad las tierras del Pucará con el compromiso de que creara un Museo Arqueológico. Esto se cumplió recién en 1966 con la inauguración de la primera parte, que se completó dos años luego con el nombre de Dr. Eduardo Casanova. También se creó un Jardín Botánico de altura.
Detalles del sitio
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Es una de las más importantes y conocidas de las antiguas poblaciones prehispánicas de la región Humahuaca. Tiene una extensión de 8 a 15 hectáreas y aproximadamente 900 años de antigüedad. Se encuentra al sur de la ciudad de Tilcara, sobre un morro, a 80 m de altura sobre el Río Grande, que allí corre a 2.450 msnm. Fue un lugar ideal para defenderse de los ataques; dominaba el cruce de los dos únicos caminos del lugar y por un lado la defienden los acantilados sobre el Río Grande y por el otro las ásperas laderas. En los faldeos más accesibles construyeron altas murallas. Los pucarás no solo tenían fines defensivos sino también sociales y religiosos. Desde esa altura podían controlarse los campos de cultivo circundantes y las viviendas de los campesinos en los terrenos bajos.
De las casi mil que eran en sus tiempos de gloria, cerca de 60 construcciones han sido restauradas por el hombre y pueden recorrerse dentro del recorrido que ofrece actualmente el parque . El recorrido se divide en tres barrios: el de la entrada, el de la Iglesia y el del Alto o del Monumento.
El barrio de la Entrada está formado por distintas unidades de vivienda que, de acuerdo al tamaño y a su disposición geográfica, determinan la importancia y el nivel social o de status que poseían quienes habitaron esas fincas. Lo que aquí más llama la atención de los visitantes son las grandes murallas o pircas, como así también el aspecto de fortificaciones defensivas que tenían estas viviendas.
El barrio de la Iglesia se encuentra en el centro del Pucará y fue bautizado con este nombre ya que durante las investigaciones que se llevaron a cabo durante los primeros años de 1900, los viejos pobladores de Tilcara informaron a los arqueólogos que allí se encontraba “la Iglesia de los Indios”, lo cual resulto cierto. En ese sitio, se realizaban cultos religiosos al Sol y a la Luna. Ésta es una de las zonas más pintorescas del Pucará, ya que distintas colonias de cactus, durante varios meses florecidos, le aportan color y vida al agreste paisaje tilcareño.
Luego de visitar la Iglesia y sus inmediaciones, el recorrido continúa por el barrio del Alto o del Monumento, donde existen más viviendas. En dicho lugar, también se levanta un monumento con forma de pirámide pero sin punta o truncada. Este homenaje tiene como destinatarios a los arqueólogos Juan D. Ambrosetti, Salvador Debenedetti y Eric Boman, y fue construido por el arquitecto Martín Noel, en el año 1935.
De las casi mil que eran en sus tiempos de gloria, cerca de 60 construcciones han sido restauradas por el hombre y pueden recorrerse dentro del recorrido que ofrece actualmente el parque . El recorrido se divide en tres barrios: el de la entrada, el de la Iglesia y el del Alto o del Monumento.
El barrio de la Entrada está formado por distintas unidades de vivienda que, de acuerdo al tamaño y a su disposición geográfica, determinan la importancia y el nivel social o de status que poseían quienes habitaron esas fincas. Lo que aquí más llama la atención de los visitantes son las grandes murallas o pircas, como así también el aspecto de fortificaciones defensivas que tenían estas viviendas.
El barrio de la Iglesia se encuentra en el centro del Pucará y fue bautizado con este nombre ya que durante las investigaciones que se llevaron a cabo durante los primeros años de 1900, los viejos pobladores de Tilcara informaron a los arqueólogos que allí se encontraba “la Iglesia de los Indios”, lo cual resulto cierto. En ese sitio, se realizaban cultos religiosos al Sol y a la Luna. Ésta es una de las zonas más pintorescas del Pucará, ya que distintas colonias de cactus, durante varios meses florecidos, le aportan color y vida al agreste paisaje tilcareño.
Luego de visitar la Iglesia y sus inmediaciones, el recorrido continúa por el barrio del Alto o del Monumento, donde existen más viviendas. En dicho lugar, también se levanta un monumento con forma de pirámide pero sin punta o truncada. Este homenaje tiene como destinatarios a los arqueólogos Juan D. Ambrosetti, Salvador Debenedetti y Eric Boman, y fue construido por el arquitecto Martín Noel, en el año 1935.
Vista general del sitio
Monumento - pirámide
Exterior e interior de una de las viviendas
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